Todos los días la vida nos pone a prueba, con pequeños actos en los que Dios coloca su mano poderosa, y es entonces cuando nos sentimos afortunados y bendecidos.
Las pruebas pueden ser de todo tipo: Físicas, emocionales, espirituales y pruebas en las que se ve cuestionada nuestra integridad, nuestra honestidad.
A veces el dejarse llevar por un mundo que premia la aventura y la astucia para convencer o manipular a otros, hace que podamos considerar pequeños detalles como mentiras piadosas o como actos simplemente en los que gana el más avispado, o en los que sería muy bobo si yo no lo hiciera.
Hoy opté por algo diferente, por un acto de total desinterés, pensando que talvez algùn dìa si a mi me pasara algo parecido, me encantaría encontrarme con alguien que se decidiera a actuar de la foma menos convencional. Y creo que la vida me lo compensó. Estuve muy cerca de pasar un buen susto pero conté con gente buena, y con estar presente en el momento adecuado para actuar rapidamente y que las cosas no pasaran a mayores.
En la vida es importante tener esas piedras angulares con las que sabes que siempre podrás contar, no importa tu situación, tus problemas, o si estás equivocado o no, generalmente es tu familia o unos pocos verdaderos amigos, en la que se logra encontrar ese apoyo.
Hoy fui afortunada, y esto me hizo pensar más en los principios y valores que todos en todo momento debieramos conservar, sin importar el medio en que nos desenvolvamos, o que pensaran los otros.
Aveces actos sin trascendencias tienen un efecto bumerang, que hace que la ley de la causalidad se cumpla y que las cosas se devuelvan para bien o para mal de quien las hace. En lo poco seras medido para ser merecedor de algo más grande.
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